¿A tu equipo le hace falta un pequeño empujón? Aprende algunas herramientas de liderazgo que te permitirán aumentar su eficacia y mejorar sus habilidades blandas.
Saber motivar no es sólo lograr que todos “se sientan bien”, al contrario no tiene mucho que ver con sentimientos, sino con actitudes relacionadas al compromiso, la confianza y la capacidad de autogestión.
Si bien, muchas de las “estrategias” que mencionaremos deberían ser cualidades naturales de todo buen líder, es importante que si no las posees las pongas en práctica.
Resaltar el trabajo bien hecho
Muchos líderes marcan su presencia cuando las cosas están mal hechas y se llaman al silencio cuando todo va por buen camino, sin embargo no hay mejor estrategia motivacional que reconocer el trabajo bien hecho.
Como líder, tómate el tiempo para destacar los logros tanto comunitarios como individuales. Promueve las nuevas ideas, la búsqueda de soluciones y el trabajo colaborativo. Evita entorpecer la rutina laboral con pequeñas críticas.
Es mejor hacer una reunión donde se destaquen todos los problemas a solucionar que oscurecer el día a día con pequeñeces.
Si realmente quieres desarrollarte dentro del mundo del liderazgo, tienes que comprender que el elogio de las personas ayudará a concretar con éxito los objetivos propuestos.
Interés por cada miembro del equipo
¿Conoces las pasiones de tu equipo de trabajo? ¿Sabes si les gusta pintar, hacer deportes o que tienes a un genio del ajedrez dentro de tu equipo?
Conocer en detalle las actividades extralaborales y pasiones de nuestros empleados será fundamental para generar sentido de pertenencia pero más aún para poder darle el rol que mejor vaya con su perfil dentro de la oficina.
No se trata de inmiscuirnos en su vida personal, solo de conocerlos como seres humanos.
Un buen líder sabe que si apoya a sus miembros a concretar sueños personales, estos serán igual de comprometidos con los objetivos empresariales.
Empoderamiento a través de la autogestión
Dar y dejar hacer. Si has sido parte de la conformación de tu equipo, seguramente confías en ellos ¿no?
Permíteles abordar las tareas con libertad, supervisa pero no intervengas a no ser que sea necesario. Sé flexible y dales autonomía
La autogestión permite el empoderamiento de cada miembro y potencia el desarrollo de sus habilidades blandas al “no tener a nadie” sobre quien depender.
Seguramente no podrás darles total libertad en cada tarea, pero en las que sí, aprende y enséñales que pueden volar solos.
Quizás no está escrito en tu contrato, pero una de las grandes misiones de un buen líder es formar a otros para que lleguen a ocupar cargos de liderazgo.
Claridad en los objetivos
Sé claro en los objetivos, comunica con transparencia. Cuando las personas saben con exactitud lo que deben hacer y los márgenes de creatividad que tiene, despliega todos sus esfuerzos para lograrlo.
Muchos jefes, prefieren contar a medias y a medida que avanzan las tareas van dando nuevas indicaciones.
No pierdas el tiempo y no hagas que los demás lo pierdan. Sé lo más preciso desde el principio.
Evita contradecirte, un cambio de opinión o un giro en el timón es algo totalmente natural, pero las contradicciones crónicas generarán una gran desmotivación a tu equipo.
Desde el minuto 0, deja en claro los roles y las tareas.
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